Como se viene la muerte tan callando...
Dulce... amarga... aguanto el llanto
que me deja la garganta hecha acorde de jazz.
Destino... Fortuna... ¿Por qué hiciste que perdiera el compás?
Siempre nos trataste con aprecio
y nos dabas néctar de cerveza.
No volveremos a ver
por encima de la barra tu cabeza...
Vacío al saber que aquel local
(Vosotros hicisteis mi casa de él)
queda sin bedel, sin dueño,
sin amigo... sin cartel...
Joder que han sido muchas las noches de botella
y las tardes de café.
Que se nos ha ido la nota que falta en cada escala.
Que ya no hay más espuma ni hay más caña...
Que ya no hay más Cueva que me digan
ni que me puedan vender.
Vete bien acompañado del más fiel de los amigos
y no sueltes su correa, no la vayas a perder.
Que Sila no ladra y es muy buena
igual que tú,
y por eso os habéis tenido que ir.
Porque los malos solo mueren
en las películas de ficción.
Dejas tantos tristes tragos de lágrimas
como buenos tragos serviste no hace tanto.
Dejas un hueco en nuestra casa
que es la de todos y falta un hermano.
Dejas un vaso vacío en la barra,
y no piensas volver
para llenarlo.
Vuelve la semana de ancianas lluvias marchitas
que derriten las imágenes, las carracas, las sotanas.
Un San Valentín sin amores, una navidad sin regalos.
Una semana con olor a vela de apagado cumpleaños.
Traen la muerte cargada a las espaldas, y la veneran.
Traen al Pobre rodeado de una parafernalia vana
y se regocijan, llorosos de una piedad que no profesan.
Al negocio lo llaman fe y no les pesa, sino que les eleva
entre agasajos, mientras dan falsas promesas
Siete son los pecados capitales:
El primero la lujuria:
al que ven encarnado en los ojos de niños infantes.
El segundo la gula.
¿Se ofende su santidad porque el maître no le adula?
Sigue la avaricia, tranquilos,
que tanta riqueza es seguro que no les desquicia.
Continua, calma, la pereza:
el Papamóvil es para llegar a misa con la debida presteza.
Viene la ira, se ve que su enojo contra ateos y herejes
suena en nuestros oídos como a tonada de lira.
Envidia y soberbia van de la mano, incluso entre ellos
(y eso que hasta se hacen llamar hermanos).
Y es, dicen, su fin hacer buenas acciones
que les lleven al cielo y les carguen de dones
(siempre que no se trate de repartir unos condones).
Prohíben el sexo en más de una postura.
¡Cómo si de ésto algo pudiese saber un cura!
Si cuando ven pelo en un pubis ya no se les pone dura.
Luego vendrán a diestro y siniestro dando bendiciones
como si una magia brotase de sus dedos en forma de oraciones.
Pues yo no las quiero mire,
métaselas por el culo bien dentro hacia sus interiores,
y si le gusta por detrás,
no me venga a mi con la culpa, váyase con Satanás,
que yo harto tengo con las cargas de mi vida mundana,
que a pesar de ser pobres, son las más humanas.
¿Qué me importan a mí deidades, pecados o manzanas?
Yo quiero que la gente tenga para comer tanto hoy como mañana.
Y que no me vengan con que ya lo intentan que a mi no me engañan,
pues de guarnición con los filetes va la Biblia
escondida con muy diferentes mañas.
Además están apoyados y se apoyan en las más diversas calañas:
Banqueros, monarcas, gobernantes...
se ve que cualquiera vale para el mal.
¡Con lo bonito que es el reto de ser bueno!
(Pero perdón, que me desvío)
Seguro que de los suicidios por desahucios habrán ustedes oído.
Y que hay peor que no tener trabajo, casa, ni alimento...
Encima, de la Biblia, hipoteca, o Consitución
querrán venir a contarte el cuento.
Es para volverse loco, y aún así la gente aguanta
aunque yo no sepa cómo. Chapeau para esos valientes, mis respetos,
pues son ellos de verdad los eternos,
y suyo será el reino de los cielos.
Paulus M.
Hoy, en la recomendación musical: Cab Calloway, que aunque no venga mucho a cuento, me apetece.
Pido tan poco, porque necesito menos, y aun así tú me lo quieres arrebatar.
Parece que hago mal en cantar mis canciones; será mejor que me encierre en el cuarto a llorarlas, y cuando se me caigan los ojos y la voz de puro seco ya no podré verte, ni tu querrás mirarme.
Me llamas egoísta porque doy, siendo tú quien no quiere recibir, que te cierras en tus bandas y en ti mismo, y de ahí ya no quieres salir. No entiendo por qué, pero no soy yo el que merece vivir así.
Cuántas las veces que habré pensado en irme,
y tú lo deseas.
Cuántas las veces que me vi pasando frío en la intemperie,
y tú lo deseas.
Tal vez merezca la pena, por no ver tus manos en mi cuello, ahogándome, haciéndome tragar la arena de mis fallos que no son tales, sino mis estados animales manifiestos de puro arte, pues por algún lado he de evadirme de la falta de padre.
Deja a tu padre aunque sea un burro, y ¿Qué hacer si asustado de su propio rabo corre hacia la caída del acantilado? ¿Qué hacer si al girar en la noria o al tirar del arado, no hay simiente que moler, ni grano haya plantado? Deja a tu padre, aunque sea un burro, mas viendo el sinsentido y a veces la contradicción, argumento hacia tus largas orejas en una triste y vana oración.
Fallos tengo, como todos, mas no tan graves, que de un pequeño grano una montaña haces y me la cargas a los hombros como si no tuviese suficiente peso encima de mi quebrada espalda con mi vida, mi pasado, y lo que me queda por delante.
Algún día, supongo, llegaras a comprenderme si es que lo intentas mirando en tu interior. Tal vez algo encuentres a tientas, algo importante que perdiste, que denota una falta, un hueco en la esencia, en el alma, y llegará el arrepentimiento, pero para entonces los perdones ni harán falta ni son ciertos.
No pretendas cambiar lo que soy, a no ser que te cambies primero a ti mismo, pues yo soy tu semilla, plantada, crecida, alimentada y olvidada, y por lo tanto yo soy tú. Yo soy tú y tú eres yo. Y tanto el uno sin el otro no somos lo que somos, sino nada.
¡Ah! Perturbadas cuencas
que oprimís a ciegas mis pupilas,
olvidad vuestro empeño vano
pues ahora con fuerza renovada ellas titilan.
Basta de borrones y tachas en la vida.
Basta de golpes y basta de caídas.
Basta de volver siempre a la misma herida.
Vuelva mi destino a ser flor crecida y no marchita.
Paulus M.
La recomendación musical vendrá de la mano de tres de los mejores guitarristas de la historia. Versionando Manha de Carnaval del Orfeo Negro de Bonfá, se encuentran Al Di Meola, John McLaughlin y Paco de Lucía.